Aquí no acaba la cosa:
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Bajo un nublado atardecer, iban llegando paulatinamente gran cantidad de vehículos procedentes de Jaén y algunos pueblos de nuestra provincia; nuestro punto de encuentro sería en El Oasis.
La asociación Pídeme la Luna sorprendía una vez más a nuestros niños de Oncología del Hospital Infantil de Jaén con una apasionante aventura: un viaje mágico por nuestro sistema solar, allí nos esperaría nuestra queridísima amiga y confidente ¡¡LA LUNA!! Para abrirnos sus puertas de par en par, entrar dentro de ella, recorrer y explorar sus mágicos rincones, a través de los impresionantes telescopios que Los Amigos de la Astronomía habían instalado cuidadosamente unas horas antes en el majestuoso Llano de Palomares de Cárcheles, donde la realidad, la ciencia y la imaginación se iban a fundir en una noche inolvidable.
Nuestro guía seria Ramón Palomeque, que con su infinito cariño, paciencia y entusiasmo, conduciría a esta alegre caravana hasta el lugar indicado, que ante el asombro de todos era como tener a nuestros pies una auténtica Suiza en miniatura ¡cuanta belleza Dios mío!
El cielo seguía encapotado y una tímida lluvia nos daba la bienvenida, pero lejos del desánimo, nuestros niños seguían buscando a su luna, que juguetona y traviesa asomaba de vez en cuando para volverse a ocultar; ellos la perseguían con insistencia y de pronto exclamaban: ¡corre Ramón cógela ahora! ¡vamos Antonio que sale otra vez! Pero la luna seguía jugando con nuestros pequeños sin que en ningún momento perdieran la ilusión, el entusiasmo y la esperanza por alcanzarla; ¡Cuánto tenemos que aprender nosotros de los niños…!
En medio de un ambiente familiar (gran característica de nuestra asociación) la velada continuaba, amenizada con esos estupendos bocadillos que las madres habían preparado con el amor que lo hacen todo y con una charla magistral con la que Ramón y Antonio nos deleitaban sobre el universo y que atentos todos escuchábamos.
El tiempo iba pasando y la luna seguía juguetona apareciendo y desapareciendo fugazmente; algunos de los niños habían venido de lejos y tenían que volver a casa, por lo que la prudencia marcaría la pauta de un resignado regreso; nuestros amigos comenzaron a desmontar los telescopios animándonos a volver otra vez, pero los que eran de Jaén decidieron no moverse de allí hasta alcanzar su sueño, dándonos una vez más la gran lección de que la esperanza es lo último que se pierde.
El cielo comenzaba a despejarse lentamente, eran ya las 23:00 h y nuestros Amigos de la Astronomía pacientemente vuelven a instalar sus telescopios, sin escatimar esfuerzos, en un derroche de entusiasmo, cariño y simpatía, cuando de repente comienzan a gritar: ¡mirad allí está Marte es rojo, y también está Júpiter, mirad Saturno con sus grandes anillos y por fin la luna, vamos a pasear por ella! Y así fue como todos fueron pasando una vez y otra por los potentes telescopios para recorrer su luna y dejar allí todos sus sueños e ilusiones, que ella recogerá en un sencillo susurro confidencial para seguir haciéndolos realidad ahora más que nunca.
Gracias Amigos de la Astronomía, nos habéis hecho muy felices, nunca os olvidaremos.
Marisol Escribano Olmo
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